Practicante en acción

Practicante en acción

domingo, 31 de enero de 2016

Duplicado Cliente

Almacén Cristiancito. Oh, almacén de esquina, oh, almacén de barrio, donde muchas veces me han confundido con el dependiente y he terminado yo atendiendo a la gente, alcanzando bebidas a los niños y bolsas plásticas a viejas sin encanto ni paciencia.  Oh, almacén, oh, querido, no sé si eres funeraria o mueblería, quizás, he vivido en un engaño y estoy comprando fruta en una vulcanización y por eso los tomates tienen el sabor y la textura de un neumático y el jugo de tus duraznos se siente como aceite de auto en la boca. Oh, Cristiancito, oh, inquieto muchacho hablador, me cagaste con las humitas, estaban secas y mi sensibilidad nunca pudo encontrar el sabor del choclo. Los plátanos tampoco estaban tan buenos, o muy pasados o muy verdes, difícil elegir así y los limones, blandos, madurísimos, la marraqueta era de ayer y no me avisaron. Total: $6000. Nada de barato, Cristiancito, no es ningún regalo, oiga.
Ciudad atroz, te amo de siempre, patees, silbes, muerdas o vueles, diría el colega Mario Santiago, quien murió atropellado, caminando, buscando algo, no sé qué cosa esperaba encontrar el colega, pero algo hay que buscar, supongo.
Yo igual tengo por costumbre caminar por la ciudad, claro que intento mirar a ambos lados antes de cruzar la calle, entre farmacias y supermercados, a veces no ando buscando nada y solo doy vueltas a la manzana, otras, busco alimentos o cosas para no andar tan hediondo, pero, principalmente, busco helado, mi pasión. Me cuesta decir qué sabor pedir, especialmente, si me queda poco dinero, o sea, siempre. Por suerte, en Arthelados tienen poca variedad, que bueno que es vivir cerca de la pero heladería de Santiago, de tener muchas posibilidades para elegir me daría un ataque de colon. La última vez me fui a la segura, elegí frutilla y chocolate, un clásico. No suelo ser tan conservador, pero estaba decidiendo por toda mi familia. Pedí chocolate suizo, eso sí y no lo probé, de puro idiota, no tengo excusa para eso. Pensé, es chocolate con almendras, qué puede salir mal y nunca probé cosa más desabrida, en la boca se sentía como agua muy helada, yo esperaba que se sintiera como Sahne Nuss, pero era más como nieve con almendras. Total: $ 5.500. Costo sentimental: una gran desilusión para toda la familia y los respectivos reproches y/o insultos hacia mi humilde persona, “¿pero cómo no probar el helado antes de comprar?”, “¿cómo tanto?”, cosas así me decían, pero lo que en realidad querían decirme era “hueón”, “hueón de mierda, piensa las cosas un poco más antes de hacerlas” y yo intentaba explicar mi proceder y decía cosas como, “es chocolate con almendras, es como pedir papas fritas con carne, son clásicos, es algo seguro, era un plan perfecto, cómo no lo ven”.
Basura, tesoros, deudas, recuerdos, no sé cómo llamar a las cosas que guardo en el cajón del velador. Probablemente, tenga un problema y sea como esa gente que acumula desperdicios esperando que algún día le sirvan para algo.
A lo largo de mi estadía en Santiago he ido guardando todas las boletas con el objetivo de llevar una especie de registro de mis gastos y algún día, con mi sueldo de profesor, devolver a mi hermano mayor todo lo que me ha prestado. Porque en mi mente la plata que pido es prestada, nunca regalada y la prueba son estos cientos de boletas que guardo en el cajón. Por ejemplo hay una que dice “Pulgas”, Muños Pino Juan Luis y otros, Peluquería canina y accesorios. Total: $2.600. No recuerdo qué compré ahí, probablemente, algún regalo para Alondra. También, hay otros papeles en el cajón, aparte de mis deudas, tengo una batería de cosas que me pueden inspirar, como los “Correos de Vida Eterna”, que son volantes con diversos mensajes que me entregan desconocidos en el metro Santa Lucía, dicen cosas como, “y al que viene a mí, no lo echo fuera, Jesús”, me gusta leer eso, me hace sentir bien, Jesús apaña y eso me delira y por eso lo guardo en el cajón, veo los cientos de boletas, todos esos números, toda esa deuda y luego “venid a mí todos los que estáis cargados y yo os haré descansar, Jesús”. Cristo es mi aval, él responde por mí, aunque no creo que lo tomen en cuenta en el banco.
Iglesias y Supermercados, Farmacias y Vida Eterna, Papas Fritas y Helado, ciudad, yo te amo, pero no te ofendas si miro a ambos lados de la calle antes de cruzar.


viernes, 22 de enero de 2016

Mick Jagger melancólico

Me parece que desde un punto de vista estético, se ve lindo pertenecer a una banda. Decirle a una niña: no, hoy no puedo salir, tengo ensayo con la banda. Se ve mejor que decir que tengo que limpiar los baños de mi casa. La banda es un buen elemento en cualquier vida, paso a enumerar:
1) Un profesional exitoso, que sale por las tardes a practicar con su grupo musical, se ve mejor que ir a compartir con sus compañeros de oficina a un café con piernas.  
2) Unos rockeros que no han vendido ni un disco en su carrera y no tienen ni un peso, comen mal, duermen mal y no van al dentista. ¿Qué es lo que queda sin la música? Una persona pobre. La misma persona que puede ser un sexy rockero incomprendido se transforma en un vagabundo, un paria. Es una buena salida, una gran idea.
Papá, soy un hombre sensible, un músico, trátame con delicadeza. Entiendo que hayas tenido que empezar a trabajar a los nueve años, cortando trigo en el campo, pero yo soy distinto, respétame, acéptame.  Mamá, no es que esté perdido y me siga comportando como un crío de 14 años a los 31, es que soy rockero y mi vida es así, confusa.   
En este momento, tomo agua de orégano, tengo un peo atajado, me pongo en distintas posiciones, pero no quiere salir.
La imagen no es muy rockera.
Me acabo de cagar en los pantalones, quise que el peo saliera silencioso, abrí los cachetes y lo dejé salir todo, el peo me salió del alma, pero no venía solo, una posa de caca humedece mis calzoncillos.
La imagen no es muy glamorosa.
La poca plata que tengo me la gasto en papas fritas, helados y chocolates, no me alcanza para drogas ni alcohol ni sexo.
Evito las emociones fuertes.
No me gusta tocar en público, me siento observado, ya sé que la idea es que te observen, por eso te subes a un escenario, lo tengo claro, pero me pone incómodo.   Es más rico tocar en la pieza frente a la pared o en el baño, que tiene mejor acústica.
Intento pasar desapercibido.

Está difícil ser rockero, hay que pasarlo bien todo el tiempo. Es cansador pasarlo bien.
¿Cómo se sabe cuándo empieza y cuándo termina un carrete? Es una inquietud que arrastro desde hace largo tiempo atrás. Me complica que nadie dé la partida, falta una persona que diga, ya cabros, desde este momento compartimos y lo pasamos bien.
Si todos se han ido y yo sigo tirado en el pasto, estoy mareado, tengo ganas de cagar, vomitar y desmayarme, no sé si hacer una cosa primero o hacerlo todo al mismo tiempo, ¿se acabó el carrete o sigue?, ¿lo estoy pasando bien o mal?, ¿soy hedonista por decisión o por obligación?
Siempre lo paso mejor en la previa del carrete. El viaje en micro o a pie, esa es la parte que me gusta a mí.
Al parecer, soy un Mick Jagger melancólico, soy el desanimador de la fiesta, el que te dice al oído, lo puedes pasar bien, pero recuerda que te mueres y que siempre alguien queda, acá en la tierra, para cargar tu cadáver y escuchar el ruido que hace tu ataúd cuando golpea el fondo de la tumba.
A disfrutar del rock.  


jueves, 21 de enero de 2016

Yendo de la cama al living

¿Estás despierta?, pregunto. Alondra no contesta. Le hago cariño en la barbilla y ella me mira con cara de sueño. ¿Crees en la vida extraterrestre?, le pregunto. Ella maúlla, me putea, no preguntes hueás y deja dormir, creo que me dice. Tengo miedo, Alondra, creo que hay alienígenas ancestrales, observándonos, le digo. Ella me mira como diciendo, ya tienes 31 años, hueón, ¿no estás un poco mayor para estas cosas? Además, de haber querido raptarte, ya lo habrían hecho. Reconozco que Alondra tiene un punto ahí, pero es que History Channel puede ser muy convincente. Alondra levanta una pata para lamerse el culo, me mira enojada, duérmete hueón, parece decir.
Es de noche y el departamento está oscuro. Estoy sentado al borde de la cama, a mi lado, alondra intenta dormir. Generalmente, me gusta cuando todos se van a acostar y yo me quedo despierto, vagando, yendo de la cama al living, pero hoy tengo miedo.
Escucho ruidos, veo sombras en la pared, espero que las luces que entran por la ventana tengan explicación en este mundo.
No porque uno decida ir a dormir, la lucha entre el bien y el mal va a detenerse en el resto de la ciudad o el universo. Puedo tomar helado en verano, pero el fuego del infierno sigue afuera, acechando.
Acabo de ver un capítulo de Los Archivos Secretos X, el primero, el capítulo piloto. Me tenían prohibido ver la serie cuando chico, me acostaba con mucho miedo, pensaba que todas las luces que veía en la ventana eran alienígenas que venían a buscarme, bajaba a la pieza de mis papás y pedía dormir con ellos, en ese tiempo tenía como 14 o 15 años, ya no era tan chico, pero siempre he sido muy impresionable.
Pensé que ya era lo suficientemente grande como para enfrentar los miedos del pasado, pero no. No puedo ir al baño, la serie de Mulder y Scully me paralizó. Avanzo por el pasillo, muy rápido, tropiezo un par de veces antes de llegar a mi pieza. Le echo llave a la puerta y meo en una botella plástica. Me meto a la cama con la botella con mis pichís, que abrazo a modo de amuleto. Alondra me observa, maúlla, deja dormir, no va a pasar nada, parece decir.


Unas décimas recito
antes de ser abducido
o de quedarme dormido
en la pieza que habito
mi poética ejercito.
Alondra, ¿estás despierta?
Silenciosa y desierta
La pieza está oscura
Solo queda tu ternura
Gata romana experta




martes, 19 de enero de 2016

Arde Santiago

Respire, pero no tanto.
No realice ningún tipo de actividad física.
Viva, pero no lo suficiente.
Frente al humo de un incendio, cierre puertas y ventanas para impedir que el humo ingrese a su domicilio.
Viva, no sea demasiado feliz ni demasiado miserable, solo viva, pero sin que se note tanto su existencia.
Manténgase informado, no apague la televisión y siga nuestros consejos.
Me cago de calor, siento que ya no queda agua en mi cuerpo, desde las 7 de la mañana le pega el sol directo a mi pieza y el paño que hace las veces de cortina no cubre toda la ventana, el sol en verano me deshidrata desde temprano. Las autoridades recomiendan no abrir la ventana, los animadores en los matinales recomiendan respirar poco. Alondra me mira, maúlla enojada como diciendo, huevón, estoy cubierta de pelo, es verano, vivimos en Santiago y tú no piensas abrir la puta ventana. Tiene razón, es la más sensata de la familia. Desobedezco a las autoridades, cosa que no acostumbro hacer, abro la ventana, entra mal olor, pero es la ciudad en que vivo, es el siglo XXI, es Blade Runner, es el ciberpunk, Santiago está cada día más Philip K. Dick y hay que hacerse cargo.
Use una mascarilla o coloque un paño húmedo sobre su nariz y boca, esta simple medida le ofrece cierta protección frente a la inhalación de humo.
Si su piel se ha impregnado de cenizas, quítese la ropa y lávese con abundante agua. Retire sus lentes de contacto y lave sus ojos.   
Voy a necesitar una escafandra, ese casco que ocupan los buzos y astronautas, que en definitiva son lo mismo, para mí siempre han sido hermanos de los vaqueros, es decir, personas flotando en la nada observando horizontes infinitos.
Arde Santiago y necesito una escafandra, debo evolucionar de ciudadano a vaquero, un vaquero astronauta, pero no tengo escafandra que me permita ir a comprar pan a la esquina o internarme en agujeros negros, que ahora es lo mismo.

El profeta Adrián Igual lo adelantó y nadie quiso escuchar su advertencia, en su canción Arde Santiago lo dice claramente: “Arde Santiago, es un día muy feliz, cuando caiga el sol, mi vida es un fugaz espacio y tiempo”. Pero Claudio Orrego de seguro escuchó la canción, la bailó en su pieza frente al espejo, pero no entendió el mensaje, hay que escuchar más a los artistas y menos al Ministerio de Salud, señor Orrego, tome nota de los profetas callejeros, tome nota del pop chileno.

lunes, 18 de enero de 2016

Posporno

Piaget a los 11 años redactó un estudio referido a cierta especie de gorrión albino, acto seguido, escribió un tratado de malacología, que no sé lo que es, pero suena difícil. A los 30, era profesor en la Universidad de Lausana y editor de publicaciones científicas de renombre.
Humberto Maturana en 1954 tenía 26 años y se trasladó a la Universidad de Londres para estudiar anatomía y neurofisiología. A los 30 años obtiene el Doctorado en Biología de la Universidad Harvard. Poco tiempo después, registró por primera vez la actividad de una célula direccional de un órgano sensorial y fue postulado para el Premio Nobel de Medicina y Fisiología.
Jorge González a mi edad, 31 años, había publicado 4 discos con Los Prisioneros y dos, como solista. Le bastó una década para componer los himnos más representativos de su generación.
Alejandro Magno a mi edad ya había conquistado Asia Menor, Egipto, Mesopotamia, Persia, India y Asia Central.
Cristo a mi edad se estaba preparando para caminar sobre el agua y multiplicar los panes y curar la ceguera y morir por amor, básicamente, lo que hacen todos los poetas.

Lo que es yo, me acabo de correr la paja, por segunda vez en el día.

Quizás, me debería hacer la paja con menos regularidad, tal vez, practicar el onanismo de manera tan profesional esté mermando mi capacidad productiva y la consecuencia más visible de aquello sea el escaso aporte que mi humilde persona realiza a esta sociedad. O tal vez, no. Porque hay un dicho popular que dice, haz de tu mayor debilidad tu mayor fortaleza.
Puede que la paja sea mi mayor capital, puede que sea mi único capital, sobre todo en el campo de la pedagogía, porque si logro unir masturbación y didáctica, me parece que Paulo Freire tiene sus días contados como máximo referente del Pedagógico y este humilde bloguero pasaría a tomar su lugar.

El porno puede que sea el camino para excitar la mente y el corazón del educando. Cuando una persona cualquiera, el chileno promedio, mira porno ve mamadas, sexo con abuelas, sexo anal, amateurismo diverso, entre otros tópicos, pero no es mi caso, yo ingreso a Pornhub y veo contenidos, veo un medio para que el sujeto cognoscente desarrolle ciertas habilidades, comprensión de mundo, análisis del discurso, producción textual, empatía, etc. Sobretodo empatía.
A seguir haciendo arte, colegas, a disfrutar y disfrutarse.


domingo, 17 de enero de 2016

Cartas a The Brain

Querido The Brain, habla The Kid, tu hermano. Estuviste de cumpleaños esta semana y me puse a pensar en las relaciones entre hermanos, desde Caín y Abel en adelante. Al principio pensé que nosotros éramos como los hermanos Gallagher, tú podrías ser Noel, un tipo sensato, él que se tuvo que subir a cantar en el unplugged porque Liam no tenía ganas, no sé, a mí me encantaría ser como Liam, problemático, pero cool, un idiota con encanto y caminar con las patas abiertas y escupir en el escenario, pero no, no tengo lo que se necesita, escupir lejos y con gracia es un talento que si no lo desarrollas en la básica, es muy difícil que más grande aprendas, como aprender a tirarse flatos, si a los 30 años no sabes tirarte flatos, ya no aprendiste, son talentos muy sutiles, habilidades que requieren la inconsciencia de un niño y la pericia de un saiyajin.
Después, pensé en Toro Salvaje, tú serías Joe Pesci, el hermano que ayuda a Robert De Niro, boxeador que termina contando chistes cortos en locales pequeñísimos, dando combos al aire frente al espejo mientras practica su rutina de chistes viejos, la historia me queda bien, me identifica, pero tendría que ser Robert De Niro y siempre me he sentido más Al Pacino para mis cosas, menos versátil que De Niro, según yo la gracia de Al Pacino es saber mirar fijamente el vacío y no pestañear mucho, creo que puedo hacer eso.
Luego, pensé en La ley de la calle, tú serías Mickey Rourke, el Chico de la Moto, yo, su hermano chico, Matt Dillon. La historia nos queda bastante bien, Matt Dillon a la siga de Mickey Rourke, el Chico de la Moto preguntándole a su hermano menor por qué ve así, como cagado todo el tiempo. Matt Dillon deseando ser como Mickey Rourke, pero sin buenos resultados, siempre dañado, frágil, es una versión rara del Chico de la Moto, quien ya era lo suficientemente raro.
Por último, vinieron a mi mente, lentamente, sin hacer mucho ruido, sin hacer mucho daño, las hermanas Bolocco, fenómeno que me perturbó un poco, porque hay que reconocerlo, hay un parecido entre ellas y nosotros. La mayor de las Bolocco, Cecilia, más distinguida, más elegante, más carismática, más sociable, quizás, más ubicada. En cambio, la menor, Diana, uno no sabe muy bien qué está haciendo ahí, ¿baila?, ¿canta?, ¿cuenta chistes?, ¿anima?, no se sabe muy bien, de repente apareció, la gente al principio se cuestionó un poco el tono de su voz, si acaso era un aporte o no, pero ahora la gente se acostumbró y la niña se terminó quedando, para siempre, quizás. Es una allegada de la televisión y del glamour, su mérito consiste en pasar piola y yo soy allegado de oficio y convicción, ergo, la analogía con las hermanas Bolocco es, sin temor a equivocarme, la más sensata.

Hermano, The Kid es a Diana como The Brain es a Cecilia. A no dudar. 

sábado, 16 de enero de 2016

¿Ratones o Palomas?

¿Qué prefieres, palomas o ratones?, pregunta Vladimiro, nadie responde. Pienso en un lugar para mear. Hay un supermercado en la esquina, pero estoy un poco mareado, me da miedo caer al suelo y no poder pararme al medio de la calle y me da miedo porque no me sentiría incómodo frente a los autos, me da miedo porque estaría bien para mí caerme en cualquier parte, en este momento.
Te despiertas en la mañana, ¿prefieres que te esté mirando una paloma o un ratón?, pregunta Vladimiro. Todos reflexionan, como tratando de llegar al fondo de las cosas, silencio, solemnidad, respeto, el grupo en círculo, pensando, palomas o ratas, he ahí la cuestión.
La vida no tiene sentido, dice Violeta, mientras, sube a las protecciones de las casas. Arriba, muy arriba, tanto que cuesta oír su voz, Violeta dice: Me odio y me quiero morir. Esto no pinta bien, pienso y busco un lugar para mear. A veces, Violeta deja caer las botellas contra el suelo y no pasa nada, otras, el vino se confunde con la sangre de alguien que tuvo la mala ocurrencia de sacarse los zapatos y odiar los calcetines. A veces, Violeta se pierde un momento y la encontramos arriba de un árbol y pienso que todo va a estar bien, ella tiene buen equilibrio y agilidad, nada puede salir mal, otras, Violeta desaparece y la volvemos a ver arriba de un poste de luz y puedo ver los pedazos de su cráneo partido en dos en la cuneta y busco un lugar para mear y no lo encuentro.
Estás cagando en tu casa, ¿qué prefieres, que aparezca una paloma entrando por la ventana o un ratón bajo la puerta?  Se escuchan las preguntas de Vladimiro mientras caminamos por el Parque Forestal y atravesamos el Parque Bustamante y seguimos porque hay que dar con el parque de las esculturas o plaza de las esculturas, un lugar que tiene esculturas y que ofrece música gratis y todos tenemos debilidad por lo gratuito.
Los ratones me parecen más tiernos, pienso, las palomas, asquerosas, especialmente las que tienen plumas largas en la cabeza o las que no tienen cuello y parecen un guarén grande, los guarenes no me gustan, las ratitas que se dejan ver en los andenes del metro, esas sí, esas son divertidas, pero todo esto lo pienso en silencio porque busco un lugar para mear, un lugar perfecto, un lugar donde no me sienta observado, un lugar donde saque mi tula para mear y la gente me ame por eso, pero no lo encuentro.
Violeta dice: Yo me rebelo contra la muerte, a eso me dedico, mi oficio es mirar el abismo a los ojos todos los días y obligarlo a bajar la mirada. No sé lo que signifique eso, pero la chica suena convincente y/o convencida. ¿Y tú, tú qué mierda haces?, pregunta Violeta. No sé a quién le habla, probablemente, ella tampoco lo sepa, probablemente, se dirija a todos los seres humanos del planeta, probablemente, a nadie.
A Violeta le dicen Antártica, no sé por qué, pero así le dicen. El Continente Antártico es un lugar solitario, pienso, puros milicos viendo tele, así se me imagina, con un par de pingüinos afuera, marchando hacia un lugar todavía más helado. Nosotros igual marchamos como pingüinos, pero hacia un lugar que ofrece Jazz al aire libre, no me gusta el Jazz, pero es gratis y lo del aire libre suena bien y me hace sentir bien, caminar, el aire está fresco, pero no da frío, no como en la Antártica, el lugar más helado de la tierra, qué sola está la gente en la Antártica, puros milicos tomando whisky, me imagino, a Violeta le dicen así, Antártica, no pregunto por qué, me concentro en buscar un lugar para mear, un lugar donde saque la tula para mear y me aplaudan por eso y me la sacudan de puro agradecida que se sienta la gente, pero no encuentro el lugar perfecto para mear, ese lugar que me relaje lo suficiente como para soltar los litros de pichí que retengo en mi interior desde hace horas. Va a costar al principio, el comienzo siempre cuesta cuando te has aguantado mucho, pero el final, después de botarlo todo, cuando solo quede un último hilo de pichí bajando por mi tula, ese momento será glorioso, eso si es que encuentro un lugar perfecto para mear en la calle, pero no lo veo y sigo caminando, con cierto dolor, pero lleno de fe, pensando que la Antártica es un lugar frío y solitario, puros milicos jugando cartas, creo.


viernes, 15 de enero de 2016

Pasión por la gratuidad

Al igual que el hermano de Mañalich, tengo debilidad por la gratuidad. Debe ser porque al igual que el hermano de Mañalich, llevo una vida muy austera. Vladimiro me dice que hay un evento gratis, apaño le digo yo. Después leo la descripción del evento que incluye música electrónica experimental y no me gusta la música electrónica ni la experimentación de ningún tipo, además, habrá juegos de supernintendo y nunca tuve supernintendo, también se señala que será una instancia para conocer personas nuevas y no me gusta conocer personas nuevas, de hecho, me cuesta mucho relacionarme con las personas antiguas.
La casa tiene varias piezas, hay una exposición de cuadros a la entrada, están bonitos, mucho amarillo patito y palo rosa, me encanta eso, como crítico de arte haría unas críticas escuetas, pero intentando ser preciso, certero, algo como, miro el cuadro, me gustan los colores, podría mirar esto mucho tiempo, toda la vida, quizás, a disfrutar del arte, camaradas. Pero esta noche no ando de crítico, todo lo contrario, intento irradiar cordialidad.
En la pieza destinada al supernintendo me ofrecen participar de un juego de pelea. Presiono todos los botones juntos, pero mi rival me come y me escupe y eso me quita mucha energía y muero, no puedo evitar sentirme mal por mi desempeño como gamer, pido la revancha, me la dan, vuelven a comerme y a escupirme, vuelvo a perder. Me siento en un sillón y me limito a mirar como otros juegan. ¿Qué estoy haciendo acá?, me pregunto y no me gusta que ideas de ese tipo vengan a mi mente, no me gusta llegar a un lugar y querer irme a los 5 minutos.
Luego, empieza la música y llega más gente, son personas con las que he coincidido en otras exposiciones de arte, Vladimiro siempre está muy atento a las exposiciones de artistas emergentes, a veces, hay comida y vino gratis, a veces, tocan bandas, a veces, hay buen arte, quiero decir que lo que propone el artista tiene sentido para ti, te quedas pensando en eso y te estimula de alguna manera. Pero siempre, todos se conocen y nosotros no conocemos a nadie. Estamos como en un cumpleaños sin haber sido invitados y eso me empieza a poner incómodo. La gente se saluda, se abraza, comparten marihuana, tiene sexo en el baño y uno en la pared, mirando, con una cerveza en la mano. La situación puede ser incómoda.
Yo con Vladimiro siempre vestimos igual, yo con mi camisa a cuadros roja y él con su polera del astronauta de Odisea en el espacio o la de Pescado Rabioso, ahora algo en desuso, le cayó vino justo en la cabeza del pescado, ahora es un pez sangrante, un pez herido por la bohemia, lo que no está nada de mal, como motivo artístico, puede que esté mejor que antes. El punto es que los dos siempre andamos igual, entonces, como que nos ubican, pero no nos conocen y yo siento que los artistas indie piensan cuando nos ven llegar a sus exposiciones, ahí vienen los que no se cambian ropa, eso creo que piensan, así creo que nos llaman, “ya llegaron los que no se cambian ropa, qué bueno, ya me estaba preocupando, ya los estaba echando de menos”.
Entonces, me acerco y observo al artista de música electrónica experimental que empieza a experimentar con mis sentidos, con mi estado anímico, tendido en un sillón siento que un avión viene cayendo en nuestra dirección, como el comienzo de Relatos Salvajes, la música experimental me deja en ese estado mental, me deja a mí pensando, en cualquier momento se estrella un avión contra nosotros y éramos y fuimos y ahí quedaste arte, ahí quedaste experimentación.
La noche es para ver comedias románticas, pienso, mientras camino por Avenida Matta y al llegar a Vicuña Mackenna  tengo la convicción de que siempre se puede ver Tienes un e-mail otra vez, porque Meg Ryan me delira en demasía, porque Tom Hanks es pasión, porque la comedia romántica, más que un género o un tipo de película es una forma de vida.

jueves, 14 de enero de 2016

Solteros

Alondra me mira desde la cama, maúlla, creo que me está puteando, me parece que no entiende por qué no estoy echado con ella. Alondra me mira fijamente, sin parpadear, intenta hipnotizarme, es posible que lo esté consiguiendo. La comunicación de los gatos me agrada, un maullido, un gesto con la cabeza, una mirada y uno se hace una idea de lo que quieren. Alondra no sabe hablar y se comunica mejor que yo, la debería contratar para que sea mi intérprete o mi manager.
Veo Solteros, programa de televisión que pensé, era de blogueros, pero me equivoqué, al parecer todo bloguero es soltero, pero no viceversa. No hay ni un bloguero participando, cuestión que me inquieta, me encantaría ver a uno de los nuestros representando al gremio, de solo imaginar la situación se me hincha el pecho de orgullo.
Escucho hartas frases que me gustaría decir algún día: “Quiero volver a enamorarme, quiero volver a sentir mariposas en el estómago”, “me considero sensual”, “me gusta besar, bastante”, “soy un tipo que viene de vuelta”, “yo me he enamorado una vez en la vida”. Pero mi favorita es: “Soy super de piel, soy un tipo super regalón”, me parece que eso es lo primero que hay que decir en una cita, cosas como esa y una historia de esfuerzo en la juventud, como trabajar en una bodega cargando sacos para ayudar a mi familia o algo así. Creo que este programa me dará buenos tips para ser un hombre más encantador.
Quiero alguien que me quiera y que no me haga sufrir, es una idea que se repite mucho. Coincido y me emociono, ver a gente igual de cobarde y miserable que yo en televisión, me hace sentir acompañado. Todos tienen tanto miedo a la soledad, todos quieren sentirse validados por el otro, todos tienen tanto miedo al dolor, todos reniegan con desesperación de la experiencia humana en la tierra, después de un rato, solo quiero abrazarlos.
Las relaciones humanas siempre tienen momentos amables y momentos muy complejos, dice Sergio Lagos, el animador del programa, los solteros asienten con la cabeza, yo también, en mi pieza, siento que he escuchado una gran verdad, una idea definitiva de la vida, gracias, Sergio.
Termina el programa y una pareja encuentra el amor, abrazo a Alondra y una lágrima rueda por mi mejilla, qué gran programa por la mierda, me hacen llorar y enamorarme del amor, nuevamente. La televisión abierta regala estos momentos, nunca deja de sorprender. Cambio de canal, busco una película, ojalá una comedia romántica, Tienes un e-mail o Cuando Harry conoció a Sally, alguna de Meg Ryan estaría perfecto.


domingo, 10 de enero de 2016

Acerca de las malas ideas

Participo en una banda, Sentimiento Urbano Rural, se llama. Bueno, banda es mucho decir, aparte de mí, solo está Reinaldo, con quien ya participé en otros proyectos, tales como, Super Mondrian, Los Olvidados del Sur, Super Delicados, Dina Gómez, Los colocados, Los Pretty Boys, Los Pretty Babys Los Monarcas del Concepto, Los Esbirros de la Mediocridad, Hualpén era una Fiesta, Ética Cyborg, entre otros muchos proyectos artístico-musicales. Con Reinaldo nunca hemos tenido una buena idea, pero eso no ha sido problema, intentamos trabajar con una profusa lista de malas ideas que atesoramos y compartimos con nuestro público que, en honor a la verdad, no es mucho, con la secreta esperanza que la gente se dé cuenta que somos maravillosos y el mundo nos ame por eso.
Uno no sabe cuándo una mala idea se convierte en buena, la idiotez y la imaginación se necesitan mutuamente, no podemos ser tan categóricos, pienso, mientras un niño, de tan solo 8 años, me dice que nuestro arte es una mierda, en alusión a Sentimiento Urbano Rural, ex Movimiento Urbano Rural, específicamente el video de la canción Ciudad de los Cubos Live. No sé si el niño se refiere al video, a la canción o a nuestra propuesta por completo.
La gente anda muy severa para con el arte, puede que en este momento, Sentimiento Urbano Rural sea el estúpido de la clase, pero nadie sabe si el tonto del curso terminará siendo un genio, hay que tenerle más fe a los idiotas que no encuentran su lugar en el mundo porque están obligados a utilizar su inventiva para crear nuevos espacios, son los únicos seres que se ven enfrentados a inventar algo que los haga sentir mejor o morir de angustia. No me parece saludable sacar conclusiones apresuradas, no me parece una buena idea sacar conclusiones, en general, rehúyo toda posibilidad de llegar a cualquier tipo de conclusión. Mi vida es un eterno prólogo, sólo ideas sueltas y vaguedades. Basta de hipótesis, respuestas y conclusiones.
La idiotez es transversal a toda esfera y musiquilla, la idiotez nos hace humanos, la idiotez no respeta fronteras ni color de piel, la idiotez es el único lenguaje posible en el siglo XXI, con un poco de suerte, la idiotez nos hará libres.
El fin de semana tocamos en el Pedagógico. Canta tú, le dije a Reinaldo. Cómo voy a cantar si tú eres el vocalista, contesto él. Tienes razón, siempre se me olvida que soy el frontman de la banda, pero es que tengo ganas de cagar, desmayarme y vomitar, todo al mismo tiempo, le dije, como pidiendo clemencia. Tenemos un compromiso con el arte, Diego, piensa en Van Gogh, qué haría en tu lugar, si flaqueamos ahora, como vamos a leer Cartas a Theo, mañana, argumentó él y sus palabras se sintieron como una cuchillada en mi corazón. Es una gran verdad, pensé, me puse de pie como pude, o sea, con dificultad, fui al baño, me limpié mi poto y el calzoncillo, manchados de tanto cagarme en los pantalones y salí a escena una vez más, con el objetivo de cumplir nuestra tarea, tarea que desconozco, para ser sincero, pero salimos que es lo que importa. ¡A seguir haciendo arte, colegas!  


miércoles, 6 de enero de 2016

Caszely le prendió fuego a nuestras mentes

A veces, me siento como Bob Dylan en Newport, la gente sigue pidiendo  mi versión acústica, pero yo hace largo tiempo que me electrifiqué y ando por la vida distorsionado, me dice Vinchuco. Cómo así, le digo yo, que no sé qué quiso decir. Él me responde que tampoco sabe muy bien y, citando a Caszely, agrega que no tiene por qué estar de acuerdo con lo que piensa y que no tiene por qué entender lo que piensa y que no tiene por qué ser capaz de explicar lo que piensa.
Los sureños andan de gira por Santiago, como siempre, ignoro en qué andan, desconozco qué idea tienen en la cabeza, Caszely le prendió fuego para siempre a nuestras mentes.
Piérdelo todo, pero no pierdas tu mente, me dijo Luca. Ya es muy tarde, viejo y dulce amigo, Caszely apuñaló el corazón de toda certeza, ¡oh!, sureños, en qué sillón cama olvidaron la cabeza.
Enzo Ronda me pidió alojamiento, yo que soy allegado en este departamento dije, donde duerme un allegado, duermen dos, de esta forma razoné y preparé una cama a Enzo Ronda en la logia, al final de la cocina, detrás de la cama de la gata.
Luego, vino a mí Vinchuco con la necesidad de alojamiento. Donde duermen dos allegados, duermen tres, de esta manera razoné y preparé otra cama en la logia para este tercer allegado, vamos a quedar un poco apretados, eso sí, advertí.
Pero Vinchuco ahora me dice que viene con su papá, su abuela y dos amigas, la idea me inquieta porque la logia no es tan grande, quizás, alguien tenga que dormir arriba de la lavadora y debajo de la gata, quizás, después de esta gira de los sureños, yo mismo me quede sin casa.
Llevo tantos años de allegado que para mí esto ya es una profesión, uno de los mayores secretos del oficio consiste en pasar desapercibido, pero con esta especie de congreso de allegados que se pasó a celebrar de manera espontánea en el departamento que actualmente me acoge, ser invisible se ha vuelto complicado.
En último caso, se tendrá que trasladar el improvisado congreso de allegados a otra parte, lo bueno es que todos tenemos diversos talentos que ofrecer: Vinchuco, canta como un canarito, el mejor intérprete de Spinetta de Chile, el Durazno Sangrante de Lorenzo Arenas; Enzo Ronda es rápido con el chiste corto, no así con el chiste largo, pero son pocos los que dominan ambas disciplinas; y yo que cocino bastante bien, sobre todo, arroz graneado con zanahoria, paella de zanahoria que le llamo.
¡Oh, allegados!
Seres raros
Que invierten su tiempo en mirar la luna
Comer poco
y dormir apretados
¡Oh, sureños!
Qué bestia gobierna sus corazones
Por la noche
Qué demonios perturban sus sueños
En el día rompen las copas
Mancillando el oficio de copero
trabajo favorito
de todo allegado
No tengo que estar de acuerdo con lo que pienso
¡Oh Caszely!
Deja mi alma en paz
Déjame lavar mis copas
Déjanos sangrar
Duraznos
Déjanos amontonar cojines
Para dormir en el piso
Déjanos ejercer este noble oficio
Déjanos escribir el himno
De los allegados.





domingo, 3 de enero de 2016

Él sabe de ti, él sabe de mí

Los villancicos de Luis Miguel se acercan lentamente, un Luis Miguel gordo y bronceado, un Luis Miguel inevitable, un Luis Miguel que decidió quedarse cantando en mi cabeza desde las fiestas de fin de año “él sabe de ti, él sabe de mí, él lo sabe todo no intentes huir, Santa Claus llegó a la ciudad”, Papa Noel nunca me pareció tan siniestro.
Preparo mi bolso, vuelvo a Santiago, no sé muy bien a qué, pero es una sensación conocida, mi sensación favorita, la sensación de la casa, por decirlo de alguna manera, una sensación de mierda, pero te acostumbras con el tiempo, visto de otra forma.
No sé qué echarle al bolso, tiro cosas al azar y confío en que algo me servirá. Lo único que no puedo olvidar es mi regalo navideño, un iPhone, hablaría mal de mí, olvidar mi único regalo.
No sé ocupar el iPhone, todavía no lo enciendo, soy un chico prepago, la tecnología touch me intimida. Mi hermano mayor dice que me tengo que modernizar para que mis estudiantes no me hagan huevón tan fácilmente en las pruebas y ese tipo de cosas. Es un buen punto, pero no sé si me complica que me hagan huevón, si llevo haciéndome el huevón toda mi vida en diversos aspectos conmigo mismo y con los demás, me parece contradictorio molestarme porque otra persona me quiera hacer huevón, es como no hacerse cargo de la opción que elegí y que desempeño en la vida con relativo éxito, que es ser más bien huevón, un poco, no demasiado, pero huevón, soy huevón, es parte de mi naturaleza, no me corten las alas de la idiotez.
Tengo un iPhone, nunca pensé que tendría uno. Me da miedo sacarlo de la caja, ni siquiera le he sacado el plástico que lo protege. Ahora voy a poder wasapear, lo que significa que voy a tener que ampliar mi reducido círculo de amigos, porque si no con quién mierda voy a wasapear.
Tengo un iPhone y voy a poder sacarme selfis, pero ando todos los días con la misma ropa, no puedo salir en todas las selfis con la misma ropa, casi no salgo de mi pieza, no voy a la playa ni hago trekking ni participo en algún grupo de baile, no hago nada digno de registrarse, van a ser puras selfis en mi pieza, solo, con la misma camisa, los mismos pantalones, la misma cara de culo de siempre, la idea no es muy alentadora.
Tengo un iPhone y Luis Miguel no quiere abandonar mi mente, ¿se habrá quedado a vivir acá dentro para siempre?, “él todo lo apunta, él todo lo ve y sigue los pasos estés donde estés, Santa Claus llegó a la ciudad”, mi mente es demasiado permeable a los jingles, mi mente está indefensa ante la poética de Luis Miguel, Luis Miguel se acerca lentamente y yo no sé cómo alejarme, “Sabes mi amor, pórtate bien, no debes llorar, sabes por qué, Santa Claus llegó a la ciudad”.


sábado, 2 de enero de 2016

La bohemia penquista está empotada

¿Sabes cómo se enciende esto?, pregunta mi mamá. No, respondo yo. Pero cómo, ¿no eres profesor?, me dice ella con tono de reproche. Sí, mamá, pero de Castellano, no tengo por qué saber encender una cámara de fotos que nunca he ocupado, le digo y trato de parecer trabajando en otra cosa para que no me siga preguntando, pero ya es muy tarde. Un profesor, un buen profesor, pronuncia lentamente la palabra BUEN, sabe de todo, hijo, no solo de su especialidad, me dice mi madre. Después se sienta al lado y empieza a preguntarme cosas sobre el computador, como si yo fuera un informático nato, el hacker de Hualpén. Digo cosas como, mira para crear una nueva carpeta presionas el botón derecho y sale la opción que dice nuevo, luego, aprietas donde dice, carpeta. Mi mamá me mira con enojo, más lento, por favor, es mucha información, anda paso por paso, espera, voy a buscar lápiz y papel y vuelvo, no pongas esa cara, me dice, vas a ser profesor, se supone que te tiene que gustar enseñar. Mi mamá tiene razón, supongo que debería mostrarme alegre de verla con ganas de aprender, ella nació el año 45, no sé si sea por la edad, pero es como si pensara que el computador va a explotar cada vez que comete un error y eso me desespera un poquito.  
Luego, se suma mi padre, me pide que ingrese a Yahoo para revisar su correo, él tiene casi la misma edad que mi mamá, es un poco mayor, de hecho y tampoco se maneja mucho en la internet. Ese correo, qué dice, pregunta. No sé, es publicidad, respondo, te llegó a spam. Lo quiero ver, puede ser importante, insiste. Pero papá, el asunto dice, arrancá el año de la mejor manera, ni siquiera es publicidad chilena, le digo. ¿Y ahora eres nacionalista?, pregunta él, vas a ser profesor y qué les vas a enseñar a los niños, ¿la unidad de xenofobia?, agrega. No respondo y abro el mail de Fiat Argentina y vemos autos de Fiat Argentina y leemos ofertas de Fiat Argentina y saludos de Fiat Argentina y buenos deseos para el 2016 de Fiat Argentina.
Y eso de ahí, qué es, pregunta mi madre. Es Facebook, respondo. ¿Se parece a Yahoo?, pregunta mi padre. Sí, un poco, es un sitio para hablar con otra gente, respondo. Y si quieren hablar, por qué no se juntan a conversar en algún lugar como la gente normal, me dice mi papá. No sé, acá puedes subir fotos y videos y escribir lo que piensas y otros ven ese material y comentan, digo a modo de reseña. A qué simpático, dice mi madre, él quién es, pregunta apuntando una foto que aparece en mi muro. Un amigo con su polola, respondo, pero no lo he visto hace tiempo. Ah, está empotado el compadre, comenta mi padre. Cómo empotado, pregunto yo. ¿No sabes qué es empotarse? ¿Y así quieres hacer clases?, pregunta mi padre alarmado. Tienes que estudiar más, hijo, agrega mi madre.
Padre
Madre
 No sé muy bien lo que es empotarse
pero tengo una vaga idea
una noción esquiva
empotarse es lo que pasa con la bohemia penquista
Mochini está empotado
Vinchuco está empotado
Fabián, Tomás, Tomasito, Benjara, Jorgito, Pablillo, Mato, Chuleta, Faraón, Astuto, Happy, Enzo Ronda
empotados todos
Éramos salvajes, muchachos
Éramos pueblos bárbaros prendiendo fuego al imperio
tirábamos golpes a la bohemia
y la bohemia respondía de vuelta
pero siempre caímos de pie
como gatos vagabundos sobre el tejado.
Ahora qué le digo a Vladimiro
cuando me llama y me pregunta
¿qué se hace?
¿Estoy en Higueras, qué se comenta para hoy?
 Nada, Vladimiro
respondo
con la garganta apretada
hay que volver a Santiago

la bohemia penquista está empotada.

Hallullas en mi cabeza

Amor, locura y muerte. Pienso en estas tres cosas cuando algo me preocupa, un asunto pedestre, por llamarlo de alguna manera, tesis o memoria de título, por llamarlo de otra.
Cuentos de amor de locura y de muerte, qué buen título, por la mierda, Horacio Quiroga se me adelantó, al parecer, llegué tarde a mis tópicos. Nadie quiere hablar de la locura ni de la muerte, pero no sé por qué, son mis temas predilectos.
En Hualpén vivo frente al hogar de ancianos, eso ayuda, creo. Cada tanto, llegan autos de la funeraria o ambulancias, hay un viejo que gusta de tirar pan a los transeúntes, me han llegado varias hallullas en la cabeza, otro viejo me grita, conchetumadre, desde su silla de ruedas, una viejita me despierta en las mañanas con sus chillidos en el jardín, se quiere escapar del asilo, pero es muy lenta, cuando logra burlar la vigilancia de la puerta no llega muy lejos, lo que no impide que cada día lo vuelva a intentar.
A veces, generalmente, en la noche, comienzo a preocuparme por la tesis. Se me aprieta el estómago, la espalda y el cuello, me atrevo a decir que también se me aprieta el alma. Me siento mal, hay días en que solo avanzo una palabra, generalmente, un adjetivo. El día tiene 24 horas y solo soy capaz de escribir un adjetivo, esa idea me hace sentir pésimo. Porque invierto mi tiempo en otra cosa, porque seguramente recordé que uno se muere y que todavía no he visto una película que estoy seguro me va a gustar, Intensamente, por ejemplo, que la vi hoy y el personaje del amigo imaginario me encantó y me hizo reír con sus canciones y me hizo llorar al desaparecer y sucede que fue una gran idea olvidarse de la tesis para ver Intensamente.
La locura y la muerte están al acecho, lo puedo ver frente a mi asa todos los días, pero ahora estoy sano y lo más raro, tengo tiempo. Formalmente, trabajo en mi tesis, es una buena fachada, suena como a intentar hacer algo con mi vida mientras vivo de allegado. Pero tú, hipócrita lector, sabes la verdad. Te habrás dado cuenta que disfruto de mis últimos meses de libertad. Ahora tengo tiempo, pero después de Mayo, cuando defienda la mierda de tesis, se acabó el sueño.
Hoy puedo echarme en el suelo y escuchar la discografía de Pulp completa y si me dan ganas sigo con Jarvis Cocker solista y por qué no estudiar la primera etapa de Chayanne o Miguel Bosé, vivo en el siglo XXI y tengo tiempo, es un milagro.
Libertad similar solo experimenté en mi época de Dina Gómez, recuerdopasar tardes completas echado en mi sillón y cama y living y comedor, escuchando música, Reinaldo aparece y me dice, te fijaste en tal canción de Fito Paez, yo, no, Polaroid de locura ordinaria, se llama, está inspirada en un cuento de Bukowski. Me levanto, busco el cuento, La chica más guapa de la ciudad, se llama. Me encanta el cuento, me encanta la canción y el resto del día se invierte en volver a escuchar la canción y releer el cuento, así, sucesivamente. Eso es libertad y son momentos preciosos en la vida de un ser humano.
La muerte y la locura acechan frente a mi casa, pero yo tengo tiempo, en el siglo XXI soy una persona que tiene tiempo, no sé si se repita un momento así en mi vida, tengo que asegurarme de hacer cosas lo suficientemente inútiles, cosas que serían imposibles de hacer en otras circunstancias.
Escuchar un disco de principio a fin por el puro gusto de escuchar música, a cualquier hora, cualquier día, es una cosa que ya no se ve muy seguido. Hay que procurar que la música no termine, porque la muerte y la locura están esperando.