“Es bastante borrador”,
esas fueron las palabras que utilizó mi profesor guía para referirse a mi
tesis. Claro que no me lo dijo a mí, una compañera se encontró con él y le
preguntó por las tesis y el profesor se refirió de esa manera a mi trabajo,
cosa que no me tranquiliza para nada. Definitivamente, no suena bien.
Siento que el invierno
se acerca, que entro con calma en una noche sin luna y sin rebelarme ante la
muerte de la luz. Yo sé que es otoño y que de verdad se acerca el invierno pero
estoy en modo poético, es una metáfora, por si no quedó claro. Lo que quiero
decir es que con esto de la tesis estoy que me cago y tengo los pies helados y
una puntada en la espalda.
“Es bastante borrador”,
la idea se siente como una cuchillada. Le pregunté a mi compañera lo que había
dicho mi profesor guía exactamente, ella, algo cansada, me dijo que no me
preocupara, que los profesores se daban color y yo insistía, pero qué dijo, qué
palabras utilizó, preguntaba yo, lloriqueaba como un lactante, más bien, como
si de eso dependiera salir de la universidad en dos meses o en dos años.
Le pedí a mi compañera
que repitiera lo que le dijo mi profesor guía, para ver si esta vez sonaba
mejor, bueno, dijo ella, “lo vi en el pasillo y le pregunté cómo iba con las
tesis y me dijo que la de Clara y Ana estaba lista desde diciembre, la del otro
tesista, un tal Cristian, dijo que estaba revisándola y que estaba muy buena,
cuando le pregunté por ti me dijo que ya le habías entregado el borrador y me dijo
que ES BASTANTE BORRADOR a diferencia de las demás tesis que igual tenían más
complejidad”.
Oh mierda, cada vez
suena peor. Cada minuto que pasa mi titulación se ve más lejana. Si esto fuera
una película de acción y tuvieras que adivinar quién va a morir, dirías, oh, la
tesis de Diego Vega tiene cara de fiambre. Si esto fuera un equipo de fútbol,
mi tesis sería como esos delanteros que no juegan nunca, que hacen banca todo
el año porque perdieron la confianza del entrenador y terminan jugando en la filial
del club en tercera división.
Lo peor de todo es que
esto trajo consecuencias a todo el sindicato de blogueros del Pedagógico. Hoy
Maximiliano, colega bloguero, me dijo que nadie quiere dirigir su tesis. Pero ¿con
quiénes conversaste?, pregunté yo. Con todos, respondió él. Se corrió la voz en
el Departamento de Castellano, pensé yo. Ahora todos saben que el bloguero vive
por y para la blogósfera, que su única patria es el like y su única quimera, la
notificación.
Habrá que redactar un
comunicado oficial, habrá que exigir que los blogueros de la universidad sean
eximidos de hacer su tesis, habrá que dar like y compartir, hoy más fuerte que
ayer.